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La necesidad de saber
Los estudiantes adultos que se disponen a aprender ponen mucha energía en comprender los beneficios que obtendrán, por lo tanto, los facilitadores de ese aprendizaje deben entregar herramientas que le permitan a estos/as estudiantes darse cuenta de su necesidad de aprender para mejorar su desempeño y/o calidad de vida.
2. El concepto personal
Un principio básico es que como adultos somos responsables de nuestras acciones, por lo que en la medida que quienes lideren los procesos de entrenamiento estén conscientes de esto, podrán desarrollar estrategias no evidentes para lograr el tránsito entre estudiantes dependientes a estudiantes autodirigidos.
A menudo este punto, por más trivial que parezca, no está interiorizado en las organizaciones por lo que los procesos tienden a caer en estrategias de “garrote – zanahoria” que poco efecto tienen en tasas de completitud de cursos.
3. La experiencia previa
Es fundamental que en el diseño de ambientes instruccionales se tome en cuenta el background de los trabajadores y se construyan recursos o materiales que se hagan cargo de ella. En ese sentido, se debe tener cuidado en el uso de un lenguaje, ejemplos y formatos que se ajusten a las labores diarias de un/a trabajador/a.
4. Disposición para aprender
Este punto hace mención a que los adultos SI estamos dispuestos a aprender, pero la disposición estará principalmente hacia aquellas materias o herramientas que nos permitan enfrentar de mejor manera las situaciones de la vida real.
5. Inclinación al aprendizaje
De la mano del punto anterior, al centrarnos en aprendizajes para la vida diaria, hay que generar capacitaciones que fortalezcan el desempeño laboral y la resolución de problemáticas de la vida cotidiana. En concreto, es clave entonces que tanto las temáticas sean específicas y concretas y los formatos de entrega (videos por ejemplo) permitan demostrar de forma práctica el valor de la capacitación.
6. La motivación
Los adultos, como lo hemos visto, tenemos una inclinación hacia nuestro desarrollo y la mejora de nuestras “condiciones”. Sin embargo, existen muchos obstáculos: el escaso tiempo libre, prejuicios sobre su capacidad de aprendizaje, el escaso acceso a la educación superior, entre otros. Por lo tanto, toda capacitación debe partir por un proceso de sensibilización en torno a las motivaciones internas de los trabajadores y su constante deseo de mejorar.